El uso de insectos para trasmitir
enfermedades ha sido objeto de profundos estudios en Fuerte Detrick. Un
periodista escribió que el inventario de insectos del Fuerte Detrick en 1959
incluía mosquitos infectados con fiebre amarilla, malaria y dengue; pulgas
infectadas con plaga, garrapatas con tularemia, fiebre recidiva y fiebre de
colorado; moscas domésticas infectadas con cólera, ántrax y disentería.
Según datos
revelados por el Ejército norteamericano hace alrededor de 20 años, en julio de
1958, el Centro de Armas Bacteriológicas de las Fuerzas Terrestres de Estados
Unidos realizó experimentos con mosquitos Aedes aegypti portadores de la fiebre
amarilla, que se llevaron a cabo en un polígono aéreo en el estado de la
Florida. El enjambre de mosquitos -no contagiados como es lógico- compuesto
aproximadamente de unos 600 mil ejemplares, fue dispersado sobre el polígono
desde un avión. Los resultados de las investigaciones realizadas demostraron que
los mosquitos alcanzaron en un día distancias de 1,6 a 3,2 kilómetros y picaron
a muchas personas; que el Aedes aegypti poseía grandes posibilidades para la
transportación de la fiebre amarilla a grandes distancias.
El 29 de octubre de
1980 un cable procedente de Washington informaba que:
"...el
Gobierno de Estados Unidos pensó seriamente usar el mosquito portador de la
fiebre amarilla contra la Unión Soviética en 1956.
"Según
documentos militares desclasificados y dados a conocer hoy, el ejército norteamericano
consideró la utilización del mosquito Aedes aegypti para infectar con fiebre
amarilla el territorio de la URSS.
"Millones de
mosquitos portadores de fiebre amarilla se experimentan en Fuerte Detrick,
Maryland, con capacidad para producir medio millón mensual, mientras se
esperaba el inicio de la construcción de una nueva planta diseñada por el
ejército con capacidad de 130 millones de mosquitos mensuales.
"Los
documentos desclasificados aseguran que la agresión contra la URSS sería
llevada a cabo tomando en cuenta la imposibilidad de la Unión Soviética de
poner en marcha un programa de inmunización masivo contra el ataque de los
mosquitos."
Se trataba de una
gran potencia, a una gran distancia, y un inmenso territorio, con la cual
Estados Unidos no estaba en guerra. Sin embargo, se acariciaba la idea de un
silencioso sabotaje biológico.
Puede servir como
antecedente para explicar lo ocurrido en Cuba, un artículo del periódico The
Miami Herald, nada sospechoso de amistad con Cuba, publicado el día 1º de
septiembre de 1981:
"WASHINGTON.
El altisonante planteamiento de Fidel Castro de que las ‘plagas nocivas’ que
destruyen cosechas y animales en Cuba, y la epidemia de la fiebre del dengue
que ha ocasionado la muerte a más de 100 personas en la isla son obra de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) no parece inconcebible para los autores
de un nuevo libro que saldrá a la luz este otoño.
"El exagente
de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) William W. Turner y el
periodista Warren Hinckle refieren que Estados Unidos utilizó la guerra
biológica en Cuba durante la administración de Nixon.
"Los autores
alegan que la CIA ha comprometido a Estados Unidos en una guerra secreta, no
declarada e ilegal contra Cuba durante más de 20 años. El llamado Proyecto Cuba
es el mayor y menos conocido que la CIA opera fuera de los límites legales de
sus estatutos, afirman.
"La historia
del Proyecto Cuba es la historia de una importante guerra norteamericana no
declarada por el Congreso, no reconocida por Washington y no informada por la
prensa."
Con anterioridad,
un cable de la UPI fechado en Washington el 9 de enero de 1977 informó lo
siguiente:
"Newsday,
diario de Long Island (Nueva York), dijo hoy que ‘al menos con apoyo tácito de
la CIA, agentes ligados a los terroristas anticastristas introdujeron el virus
de la fiebre porcina africana en Cuba, en 1971’.
"Seis semanas
después, un brote de la enfermedad obligó a las autoridades sanitarias de Cuba
a sacrificar 500 mil cerdos, a fin de evitar una epidemia animal de proporciones
nacionales.
"Una fuente no
identificada de la CIA reveló a Newsday que a principios de 1971 se le entregó
un recipiente que contenía virus en Fuerte Gulick, base del ejército de Estados
Unidos en la Zona del Canal de Panamá, también utilizada por la CIA, y que el
mismo fue llevado en un pesquero a agentes que operaban clandestinamente en
Cuba.
"Era la
primera vez que la enfermedad se manifestaba en el hemisferio occidental."
"Se sabe por propia admisión que en los momentos en que se produjo en Cuba
el brote de la fiebre porcina africana, la CIA y el ejército de Estados Unidos
estaban experimentando con venenos, toxinas mortales, productos para la
destrucción de cosechas y otras técnicas de la guerra bacteriológica."
Hay una montaña de
evidencias, antecedentes y hechos que no hay forma posible de ignorar.
EL DENGUE
HEMORRÁGICO HIZO ESTRAGOS EN CUBA
Lo
incuestionablemente real es que en pocas semanas la epidemia de dengue
hemorrágico en Cuba, donde no había existido nunca, alcanzó la cifra sin
precedente conocido en ningún otro país del mundo de 344.203 personas
afectadas, dándose el caso verdaderamente récord de 11.400 nuevos enfermos
reportados en un solo día, el 6 de julio de 1981.
Un total de 116.143
enfermos fueron hospitalizados; alrededor de 24 mil pacientes sufrieron
hemorragias; 10.224 sufrieron shocks por dengue en algún grado.
Ciento cincuenta y
ocho personas fallecieron como consecuencia de la epidemia, de ellas 101 niños.
Todo el país y sus
recursos fueron movilizados para luchar contra la epidemia. Se combatía
intensamente y a la vez en todas las ciudades y poblados del país la presencia
del vector, con todos los medios posibles y con productos y equipos adquiridos
con toda urgencia en cualquier parte, incluido Estados Unidos donde a través de
la Organización Panamericana de la Salud se solicitó y finalmente en el mes de
agosto se obtuvo la venta de un importante larvicida. Los medios químicos y
equipos eran trasladados muchas veces por vía aérea, en ocasiones de lugares
tan distantes como Japón, en cuyas fábricas pudieron obtenerse miles de
motomochilas de fumigación. Hubo que traer malathion desde Europa, por avión, a
un costo de transportación de 5.000 dólares por tonelada, es decir, tres veces
y media más que el valor del producto.
En adición a la red
hospitalaria existente, decenas de escuelas para alumnos becarios fueron
convertidas en hospitales a fin de aislar sin excepción a cada uno de los
nuevos enfermos que se reportaban cada día. Simultáneamente se construían y
equipaban salas de terapia intensiva en todos los hospitales pediátricos del
país.
De este modo, el 10
de octubre de 1981 fue reportado el último caso de persona afectada.
De no haber sido por aquel colosal esfuerzo, habrían podido fallecer decenas de miles de personas, en su inmensa mayoría niños.
De no haber sido por aquel colosal esfuerzo, habrían podido fallecer decenas de miles de personas, en su inmensa mayoría niños.
Había sido
derrotada en poco más de cuatro meses una epidemia que muchos expertos
pronosticaron que harían falta años para erradicarla. La afectación económica
fue también considerable.
Sobre la guerra
biológica o bacteriológica contra Cuba, el periodista e investigador cubano
Pedro Etcheverry Vázquez realizó un extenso y detallado trabajo periodístico
que fue publicado en la principal revista cubana, Bohemia.
Etcheverry nos
dice: “Durante más de medio siglo, dentro del arsenal de modalidades
subversivas aplicadas por los Estados Unidos en su política agresiva y hostil
contra Cuba, han estado presentes las acciones de guerra biológica. La
característica común de estas agresiones es su coincidencia en el tiempo con el
impulso del Gobierno Revolucionario a los planes de desarrollo de actividades
productivas específicas, destinadas a fortalecer la capacidad exportadora de la
nación y la base alimentaria de nuestro pueblo”.
El trabajo
investigativo del periodista detalla que en 1962 el Gobierno estadounidense
comenzó a utilizar estos criminales métodos. Refiere la existencia de un
documento secreto de EEUU, de fecha 18 de enero de 1932 y titulado Proyecto
Cuba, en el que se exponían 32 tareas originales de la Operación Mangosta, y
una de ellas era la siguiente formulación:
Tarea 21: “La CIA
someterá el 15 de febrero un plan para provocar fracasos en las cosechas
alimentarias en Cuba”. La Tarea 33 planteaba “…un plan para incapacitar a los
trabajadores azucareros cubanos durante la zafra, mediante el empleo de medios
químicos bélicos”. Este año se produjo una epizootia (epidemia entre los
animales) de newcastle, enfermedad de origen viral que afectó más de un millón
de aves de corral en Pinar del Río, La Habana y Matanzas.
Asimismo, podemos
leer en la investigación de Etcheverry Vázquez testimonios de habitantes que
refieren haber visto objetos que fueron lanzados por aviones no identificadas:
El 29 de mayo de
1964, vecinos de zonas rurales de Sancti Spíritus en Cuba observaron el
descenso de objetos brillantes que al hacer contacto con la tierra se
disolvían, dejando en la superficie una sustancia gelatinosa que se diluía en
horas. El 2 de junio siguiente el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó la
probabilidad de que el Gobierno estadounidense estuviera detrás de estos
hechos. Los acontecimientos ocurridos posteriormente demostraron que el máximo
líder de la Revolución Cubana tenía razón.
El 19 de enero de
1965, en la finca Santa Catalina, en Santiago de las Vegas, descendió otro
globo plástico y al impactar en el suelo expulsó un polvo blanco que afectó un
cañaveral. El 4 de septiembre de 1968 fue detenido un extranjero al comprobarse
que, actuando al servicio de la CIA, había introducido en Cuba un virus para
perjudicar la producción de azúcar. Se ocupó el material biológico y se expulsó
del país al visitante.
Los mosquitos y
zancudos ya han sido probados en EEUU públicamente como un arma biológica
Tanto EEUU como el
Reino Unido han hecho experimentos con mosquitos para su utilización como armas
biológicas que supuestamente servirían para erradicar enfermedades. En enero de
2012 se generó una polémica en Estados Unidos cuando la empresa de
Biotecnología Oxitec, hizo público que iba a liberar miles de mosquitos
modificados genéticamente en el sur de Florida para realizar un experimento
para buscar una cura efectiva a la enfermedad del "Dengue".
Estos mosquitos
mosquitos transgénicos, conocidos como OX513A, eran del tipo Aedes aegypti, a
fin de lograr los objetivos que se marcaba Oxitec, así lo informó la misma
empresa. Se afirma que años antes, entre mediados de 2009 y principios de 2010
muchos de estos mosquitos fueron liberados por la empresa bajo la supervisión
de la Unidad de Control e Investigación de Mosquitos (MRCU) de las Islas
Caimán, un territorio británico de ultramar.